martes, 21 de septiembre de 2010



 Hoy en día parecería que a la mujer no le quedan más territorios por ganar y que ya obtuvo todos los derechos como para estar en condiciones de igualdad, pero esto no es así desde el momento en que estamos insertas y participando en una sociedad regida, pensada, ideada y construida por valores, conceptos y costumbres de mentes masculinas, que fortalecen la idea de inferioridad femenina y donde la mujer debe demostrar que posee las cualidades tradicionalmente atribuidas al hombre para encajar y ser aceptada.
Creemos que es importante entender y discutir la problemática de género tanto en la elección de carreras, como en su cursado y sobre todo a la hora de insertarnos laboralmente. Es algo que a tod@s nos preocupa y llena de incertidumbres a la hora de decidir qué queremos hacer, qué queremos ser.
 Hazte macho y triunfarás:
   Muchas mujeres que se desempeñan en el área de las ciencias duras o en cargos políticos destacados dicen no haberse sentido nunca discriminadas en razón de su sexo. Consideran las presuntas barreras y renunciamientos como decisiones personales adoptadas para evitar conflictos (generalmente entre el ámbito de trabajo y de la familia, o con respecto a la interacción en el grupo de trabajo), no como obstáculos externos.
  La emancipación de la mujer ha requerido que tenga hoy en día  en sus espaldas mayores responsabilidades, lo que se conoce como “doble jornada” femenina: trabajo + hogar. Esto trae en consecuencia un esfuerzo mayor si además, participa social y politicamente. 
  El problema no es sólo de acumulación de tareas, sino que las habilidades en las que las mujeres hemos sido socializadas como deseables para nosotras (cooperación, cuidado, responsabilidad, afectividad) son contrarias a las que nos exigen en la profesión y que tan cómodas quedan a la socialización masculina (competencia, agresividad, desapego). Nunca se pone en duda los modos de hacer ciencia o de hacer política, y los valores por los que se rigen: el individualismo, la competencia o la búsqueda de hegemonía.  

 La mujer no ha sido un ente inanimado en el transcurso de la historia, sino que simplemente ésta sociedad patriarcal se dedicó a invisibilizar y desvalorizar los logros y demostraciones de poder del “sexo inferior” o a atribuirlos a hombres.     
  Creemos que es un problema de género y no particular de las mujeres entendiendo que el sistema patriarcal no sólo excluye a la mujer sino que también a cualquier elección sexual que no entre en sus parámetros masculinos. Sólo basta con ponerse a pensar cuántas mujeres encontramos en los libros de ciencia e historia, encarando luchas sociales. 

 La problemática de la inserción de la mujer sigue la misma lógica de desigualdad que ha excluído a lo largo de la historia de la humanidad a tantos grupos, ya sea por raza, religión, clase social. Para dar solución a esto, se debe conocer cuáles fueron las decisiones políticas que crean estos escenarios.  
 
 Se educa a través de lo que se dice como de lo que se omite, de lo que  se muestra como de lo que se margina, lo que se jerarquiza, legitima, devalúa o sanciona.  

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